Si se ha de
escribir sobre un idioma distinto y explorar aquello que lo rodea para un
adicional al conocimiento es empezar por el “donde”. Mi interés por el idioma
“Rotokas” está basado en aquello que lo hace único, exótico, sencillo y difícil
al mismo tiempo. Pero empecemos por el lugar que lo vio nacer y en donde su
habla es el común de un porcentaje mínimo que la tiene por suya.
El “Rotokas” es
un idioma natural de Papúa Nueva Guinea, un país situado al norte de Australia,
al oeste de las Islas Salomón y al suroeste del Océano Pacífico. En este país
se han considerado más de ochocientos idiomas y tiene una de las mayores
diversidades culturales en el mundo. Es uno de los territorios menos explorados
cuya flora y fauna aún están por descubrir. Por el lado turístico hay diversas
opciones para los exploradores de lo exótico y aventurero desde el buceo en los
arrecifes de coral, caminatas por el sendero Kokoda, disfrutar de músicas y
danzas en el festival “Sing-Sing” y por supuesto las playas paradisiacas.
En el
archipiélago de las Islas Salomón encontramos la mayor de ellas llamada “isla
Bougainville” en honor a su descubridor, el francés Louis Antoine de
Bougainville, lo que nos lleva ya a establecer el “donde” exacto del origen del
idioma que nos ocupa y que descubrí con mucha sorpresa: el “Rotokas”. Dicha
isla se encuentra al este de Australia.
Muchos eruditos
concuerdan que este idioma se lleva el título de ser el lenguaje más simple
considerando que existen casi 7000 idiomas. Se le conoce por solo poseer doce
letras en su alfabeto. Un hecho interesante sobre ello es que no existen los
sonidos nasales, que se hacen al pronunciar la letra “n” y normalmente son solo
audibles cuando los nativos de este idioma tratan de imitar el intento de un
extranjero de hablar el idioma Rotokas. Suena gracioso y bastante peculiar. No
me imagino a un caballero francés, alemán o italiano recrear un sonido no
existente en su idioma al escuchar a un extranjero hablarlo sabiendo que ello
no tiene ningún sentido en el suyo. La naturaleza de este idioma tan sencillo y
poco hablado se compara al vivir de la gente que lo habla, de igual manera
sencillo y perennemente con la sonrisa en los labios.
Poco más de
cuatro mil personas hablan este idioma. Y en realidad se divide en tres
dialectos: el central, “Aita” y “Pipipaya” recordando que entre idioma y
dialecto existen diferencias en las que el primero es más general y el segundo
es más particular y específico de una zona.
No es muy común
encontrar escritos en este idioma. La mayor parte de estos fueron escritos por
los lingüistas australianos Irwin Firchow y Stuart Robinson. En 1987 Firchow
publicó un borrador gramatical por así decirlo del idioma “Rotokas” el cual no
es fácil de obtener. Sólo con el permiso de su esposa Jackie Mansen y los
editores de “Language and Linguistics in Melanesia” se puede obtener tal vez
una copia de él ya que Firchow falleció a principios de los años noventa.
Ya que menciono
los escritos de Firchow principalmente, comparto una frase en este idioma, y
que al investigar y rebuscar todo cuanto se refiere a ello se cita como ejemplo
la siguiente frase:
“Osireitoarei avukava
iava ururupavira toupasiveira”
La encontré
traducida como “los ojos de la anciana están cerrados”.
Tipológicamente
este idioma posee adjetivos y pronombres demostrativos que preceden a los
sustantivos que modifican. Los adverbios no tienen un orden específico ni
estricto. Como lo mencioné antes, el “Rotokas” posee doce letras las cuales toma
del alfabeto latino, siete consonantes y cinco vocales, las cuales son:
A,E, G, I, K, O,
P, R, S, T, U, V
Las formas de
aprenderlo son mayormente de manera vivencial, para poder entender y
diferenciar los sonidos es importante escucharlos de un hablante nativo.
Anteriormente cité el borrador gramatical de Irwin Firchow pero también existe
“El Inventario de Fonemas del Dialecto Aita del Rotokas” de Stuart Robinson,
disponible en formato PDF. Si hay una curiosidad investigativa hay material
escrito bastante escaso pero que con la ayuda del internet puede hallarse de
manera limitada y sirve de mucho para el entendimiento general y gracias a los
señores Robinson y Firchow seguirá siendo motivo de admiración y curiosidad.
El “Rotokas”,
inusual idioma tan alejado, aislado y con pocos fonemas,
me lleva a pensar en todo lo que aún queda por descubrir en nuestro vasto mundo.
Hay lugares amplios para idiomas simples y con pocos elementos. Hay aún
alrededor de su entorno muchos colores y formas que no han sido nombrados, la
gente que respira y vive este idioma puede no conocer las maravillas
tecnológicas o las formas más modernas de aprovechar su agricultura y otros
medios de subsistencia pero tal vez sin saberlo poseen muchas razones para ser
admirados y hacen que nuestra curiosidad y afán de investigación nunca duerman.
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